¿Sabe doctor? Tengo frío, pero no de ese provocado por vientos helados, no, este viene de adentro, como si unos dedos gélidos me aferraran el corazón y lo vaciaran.
Es una sensación que me acompaña desde mi adolescencia y que temo que un día, me mate, me termine por helar de dentro hacia afuera, quien sabe, podría ser incluso que ese día fuera hoy.
Y es que...¿sabe? Ya nada me calienta; ni las mantas, ni la bebida caliente....ni siquiera un sentimiento como la esperanza....ah, ¿me ve tiritar doctor? Sí, en realidad...vine a despedirme.
Mire, mis labios ya son morados, y mis uñas azules, no me queda más que rendirme a esta suprema frialdad, aceptar mi destino y quedarme inmóvil, dejando que este hielo interno termine al fin de matarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario