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jueves, 29 de agosto de 2013

Dudas

¿Y por qué nos buscamos? nos preguntamos,
¿Y por qué nos encontramos? me pregunto,
si he hecho el esfuerzo de alejarme,
de volar lejos de tus cielos, ¿Por qué sigo encontrándote?

Quizás sea el que ambos seamos depredadores,
quizás sea que ambos erramos cuando deberíamos de acertar,
quizás sólo somos bestias dejándonos dominar por nuestra animalidad.
Pero, ¿Qué hay que no nos deja en paz?

¿Por qué, si tú ya hallaste lo que dices buscar, sigues aquí?
¿Por qué, si te veo feliz y no veo oportunidad, sigo aquí?
De tantos errores y aciertos, par de pecadores irredentos,
olas que vienen y van, me voy y vuelvo, vuelves y te vas...

¿Qué nos une? ¿Qué queda de lo que fue?
Quién sabe la respuesta a la que no logramos negarnos,
Al final del día, ambos cazadores de estrellas,
luna naciente y sol crepuscular, más misterio que certeza,

sólo intuimos lo que pasa envueltos en la bruma del entresueño.

domingo, 12 de mayo de 2013

Días pesados


Lo sé, un título bien original
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Hay días en que me pesa tu ausencia,
días en que tu cacería me confunde,
pues es que no entiendo
por  qué lanzas la zarpa sin prender a la presa.

Días en que el orgullo nos aleja
aún si el corazón quisiera unirnos.
Días de cansancio en los  cuales desearía
hundir mi cuerpo en tus miembros.

Días en que, si bien mi soledad no me pesa,
me falta tu presencia.

Días en que mi mente delira,
y mi cuerpo hacia ti correr quisiera
con mi boca clamando tu nombre…

Son días en que me cuesta,
atar a la bestia interna,
controlar el temblor de mis manos…
¿Y qué me queda, sino cerrar los ojos y esperar a que pase?

jueves, 4 de abril de 2013

Improbables

Nos quisimos, ¿No es cierto?
Y durante ese tiempo
tú fuiste mi valiente guerrero,
y yo tu dama fiel.

Pero giró la rueda,
la vida cambió,
y tú encontraste cielo
en los ojos de otra mujer.

Aún así nos mantenemos,
uno al lado del otro;
los escudos en alto protegiendo al compañero,
las armas listas contra aquel que te busque lastimar.

A pesar de todo esto,
y de mis esfuerzos por curar,
te veo, te escucho y no puedo evitarlo;
mi corazón vuelve a sangrar.

Quiero creerte feliz,
aunque lejos de mí estés,
quiero pensarte libre
y no con gente que te intente capturar.

Más no importa toda la filosofía,
ni la resignación o aceptación
con las que a diario limpio mis heridas,
ni todos los obstáculos: no puedo dejarte de amar.

¿Qué puedo ofrecerte, hechicero,
que no te ofrezcan ya?
¿Cómo te invoco a mi lado
sin obligar tu voluntad?

Me conoces a mí y a mis mundos,
sin grandiosas aventuras;
la única que puedo ofrecerte
es una que hagamos juntos.

Tú y yo frente al mundo,
desafiando peligros y forjando memorias,
tejiendo entre los dos una leyenda,
una oda sin par.

lunes, 4 de febrero de 2013

Copal de palabras


Desgrano palabras mudas,
para que caigan en el silencio púrpura
al abismo de los pies de la virgen
frente a la que me arrodillo.

Señora, figura de pasta,
encarnación de distintas fuerzas divinas.
¿Escuchas acaso mis rezos?
¿Ves si quiera mis lágrimas?

Arrópame en los pliegues de tu manto,
mira las heridas de las que no puedo hablar,
pues recupero la fe olvidada
buscando oraciones en mi alma.

No encuentro palabras con las que pueda
expresar tanto: momentos, sentimientos, memorias…
El silencio habla más que todo,
incluso de aquello que me falta.

Desgrano palabras mudas,
para que caigan en el silencio púrpura,
donde espero que ardan
para que su humo se eleve a los dioses.

Quizás así, con ofrendas de copal de palabras,
y sangre caliente vertida por mi alma,
los dioses escuchen mi plegaria
y me den fuerza para asimilar mis penares.