Charro Negro

"-Y del Charro Negro, ¿No se sabe alguna leyenda?- se hizo un silencio en el pequeño cuarto donde se encontraba la ofrenda como si los ahí reunidos hicieran memoria, finalmente la hija mayor de Doña Catalina, la dueña de la casa, habló:
-Pues se aparecía por allá por El Pinar, ¿No?- volteó a ver a su madre, quien arrebujada del frío en su rebozo confirmó la información con un movimiento de cabeza- cuando estaban haciendo la carretera, un día él bajó del monte, en su caballo y vestido de negro, y le dijo al ingeniero en jefe: "¿Qué pasó amigo? ¿Que andan haciendo?", este le respondió: "Pues construyendo la carretera". "Bueno" dijo el Charro, "Nada más no pasen de aquí" dijo mientras señalaba un punto en el suelo, "Pero, los planos dicen que ahí va", "Háganle como quieran, pero no pasen de aquí", una vez dicho esto el Charro dio la vuelta a su caballo y se fue. Esto pasó otros dos días, al tercero, el Charro dijo "Bueno, pueden construir aquí siempre y cuando me den tres cargas de almas", ahí fue cuando el ingeniero se dio cuenta de que algo estaba mal y respondió "No, no me puedo comprometer a eso", "Pues ya saben, tres cargas o nada"....Acabaron con la carretera, pero solo atravesó un cachitito de donde el Charro había prohibido..."- nos quedamos unos minutos en silencio viendo al humo del copal elevarse en el aire.
-El Charro Negro es malo- dijo Doña Catalina con la seguridad de quien dice que el cielo está sobre nosotros mientras su mirada se perdía entre los panes y frutas de la ofrenda como viendo momentos perdidos en el tiempo..."

El Charro Negro es todo un personaje aquí en México, en todo el país se cuentan leyendas sobre él, y la mejor definición que he escuchado de él es "Es un cabrón" (tanto en el buen como en el mal sentido); la historia de arriba me la contaron el fin de semana pasado en prácticas...y también de esa práctica es el dibujo, hecho en mi libreta de campo.

Perdida

Estoy cansada de buscar,

de intentar encontrar las palabras

para plasmar en letras y acordes

mis fugaces sentimientos,

Me he hartado de mirarme

una y mil veces en el espejo

sin ser capaz de distinguir aún

alguna figura definida.

De solo ver en el cristal

torbellinos de colores

y brumas espesas

enroscándose entre sí.

Y ante este caos de imágenes,

mis demonios se rebelan, 

quieren emerger,

surgir destrozando todo a su paso.

Estaba perdida, lo sé,

o quizás sólo en transición;

pero aún no me he encontrado,

sigo navegando dando tumbos.

Mientras mi navío sigue en andrajos

siento los vientos del cambio,

¿Me romperán? ¿Me quebrarán?

¿Destrozarán acaso el ser que soy?

No veo ya, no distingo,

no reconozco ni triunfos ni capacidades

por temor a que me esclavicen

las cadenas de mi soberbia, mis vanidades ocultas.

Necesito en que confiar,

volver a ver claramente mi estrella polar,

mi guía, mi rumbo a los sueños,

mi ancla y mi vela para poder los vientos aprovechar.

Doy

Te doy mis brazos, mis labios,

son tuyos por este momento congelado de eternidad,

te doy mis abrazos y unos besos,

para que los coloques donde prefieras.

Te doy mi mente para que la visites,

y mis intentos de escritos,

porque son la expresión de mi alma,

pensamientos hechos palabras.

Te doy mis alegrías,

pero también mis tristezas,

no para que las cures,

sino porque también me conforman.

Son tuyas tanto mis caderas

como mis temores y valentías.

Los sueños hilados en luz de estrellas

y las lágrimas vertidas a las nubes.

Son tuyos, en fin, en tanto que te los ofrezco,

te los doy no por otra causa,

más que porque me conforman,

porque me han hecho quién soy,

y esa es la persona que te ofrezco.

Tempora Nova

La diosa del amor se sorpendió ante mi pedido:

-¿Qué te deje caer en la locura del amor? Tú, de entre todos, ¿Deseando enamorarte?-

Y sí, yo, la que ya había entrado en su templo suplicando compasión y razón, la bestia, el animal indómito, buscaba abrir mi alma para amar. Amar totalmente, amar sin miedos, aprender, querer, soñar....y la diosa, viendo mi rubor y confusión ante estos nuevos sueños, sólo sonrió.

Ensueños

Me iré a dormir,

a ver si logro soñar

con esos tiempos pasados

previos a nuestra existencia actual.

Si es cierto que fuimos algo más,

que antes el alma estuvo en otro envase,

¿Quiénes habremos sido?

¿Podría, quizás, en sueños recordar?

Saber a quiénes conocimos,

qué tan distintos fuimos

de nuestra realidad actual,

si alguna deuda dejamos atrás.

Dormiré pues,

en la esperanza de poder algo vislumbrar,

aunque sea en la bruma del sueño,

en el horizonte donde se confunde la fantasía y la realidad.

Recordarte

Recordarte es algo más que evocar tu imagen,

no es sólo poblar de fantasmas de memorias

los lugares donde hemos estado.

Recordar va más allá de unir en la mente,

en larga cadena intangible

una serie de eventos pasados

que no volverán a pasar de la misma manera.

Es volver a sentir tus manos,

verlas moverse hábilmente,

recordar su camino y sus paradas;

escuchar tu voz y ver tus labios mientras hablas.

Recordarte es hacer un vano intento

por llenar tu ausencia con tu presencia,

intentar reconstruirte con tus misterios y tus franquezas,

contrastando y uniendo nuestros claroscuros.

Pero finalmente, recordarte es aún más que eso,

aún más que agradecerte todos los momentos,

es darme cuenta de que, si te recuerdo de esta manera,

es simplemente porque te estoy queriendo.

Soledad

Fue de las primeras cosas que escribí, hace ya un ratote (iba a salir Star Wars 2, así que echen cuentas) y por cariño a esos trazos lo "arreglé" lo menos posible
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Soledad, música para el sordo, porque no oye;
compañera del mudo, porque no habla.

Soledad, confidente del angustiado, tormento del desamparado;
 amiga del silencio, el que es mensajero de Cupido y de la Muerte.

Amiga del que escribe, del que pinta, del que con música se deleita,
del artista, del impotente.

Soledad, su nombre pavor causa,
asociándolo al olvido; soledad...

Bella dama vestida de negro, amiga de las Musas;
a ellas las mencionan en los libros, pero soledad...
tan sólo malos presagios trae.

¡Oh soledad! que mal te han juzgado;
a ti que tranquilizas al triste y al enojado,
extraña amiga, a veces no comprendida.

Soledad, amiga mía, nadie lo acepta,
a ratos, ¡tú nos inspiras!

Aprendiendo

Enséñame a ver el mundo de otra forma,

a conocer lo que nunca imaginé.

A, sin dejar de lado mi punto de vista,

aprender cómo es que tú lo ves.

Provoca nuevas sensaciones, nuevas visiones,

ayúdame a que surjan las preguntas

de cuya existencia nunca supe.

Pero ilumina el camino,

pues no es algo que sepa cómo hacer.

Aprenderé, pues quiero hacerlo,

quiero, necesito conocer

ese otro mundo que se abre a mis pies.

Agonía

Que los cielos caigan

Que los sueños lloren,

Pues la esperanza agoniza

Envenenada de falsa realidad.

Yace en un lecho de rosas,

Aferrándose aún a la vida,

Ignorando las heridas

Que le han sido inflingidas.

Rodeada de inciensos y velas,

Expectantes los pensamientos

A su alrededor se encuentran,

Aguardando el desenlace.

¿Sobrevivirás dulce esperanza?

¿O se irá contigo lo último de mi inocencia?

No me dejes caer

En este abismo de cielos agrietados.

Héroe

Tan solo juego a ser
un héroe de papel,
un sueño, una ilusión,
una quimera de cristal.

Vestida con ropas de magia
presumo la figura
que anhelo ser,
un héroe de cristal.

Me queda grande la capa,
sé bien lo que no soy.
Parezco un niño que juega
en la ropa de su papá.

Mi sueño sería
ser un héroe de verdad,
reflejado en el espejo
anhelo verlo convertido en realidad.

Un sueño frágil, una ilusión,
esperanzas y fantasías,
deseos dibujados
en el espejo de cristal.

Sueños enervantes,
nieblas de ilusión,
convertidos en ropas heroicas
reflejadas en cristal.

Un mini aviso

Y bueno gente, resulta que buscando un papel (el cual por cierto no encontré) entre los rincones de mi escritorio me vine a topar con una libretita con algunos escritos de hace un rato, y claro, haciendo honor a mi    patrona la procastinación, subiré algunos de ellos, ya saben, reciclaje jajaja

Lluvia

Lluvia, gotas de agua,

Lágrimas de tristeza

En el cielo guardadas

Por quienes no pudieron derramarlas.

Lluvia, canto melancólico,

Aflora emociones y sentimientos,

Que antes de dejarse en el olvido,

Deben ser purgados.

Lluvia, canto de dioses,

Purificadora de males y suciedades,

Lava las calles y l alma

De viejos miedos y rencores.

Lluvia, danza de enanos,

Velo de seres fantásticos,

Cuentas de historias

Que esperan ser enhebradas.

Lluvia, gotas de agua,

Lágrimas, notas de música,

Alegrías y tristezas,

Tan solo lluvia.

Vorágine

Vivimos rápido, porque el tiempo se acaba….Parece que no hay momento para una caricia, una reflexión, romanticismo o misticismo, somos absorbidos por una vorágine de locura en la que se debe perder lo más pronto posible la virginidad, la inocencia, la ingenuidad…las relaciones son desechables, predeterminadas por un esquema que nos venden…y el tiempo se acaba…¿Se acaba para qué? ¿Para quién? ¿Para ir a dónde?

Si no gritas, no te escuchan, si no te angustias, no interesas, si no rompes las reglas no eres rebelde, si no te rebelas no perteneces a una sociedad que ha vuelto los símbolos de anarquía en simples y olvidables legitimaciones de la rabia…pues hasta la misma ira parece haber perdido su voz ahogada en un caos de sensaciones artificiales…

Y yo solo quiero abrir los ojos y volver a luchar contra ese remolino cruel al que no quiero pertenecer, solo quiero que mis ansias de romper algo se vayan lejos con la marea, pues no acaban de tener razón de ser.

Máscaras

Rabia, ira, impotencia,

corriéndome por la garganta,

surgidos de la nada

y destinados a volver a ella.

Cuchillos de obsidiana

clavándoseme en el alma,

cegándome, confundiéndome,

no me dejan escuchar siquiera a mi instinto.

Al final del día son sólo máscaras,

únicamente distintos rostros de mi tristeza

que es más llevadera vestida de ira,

más controlable y más familiar, menos dañina.

Mañana volverán a la nada,

tras haber marcado mi piel;

desparecerán una vez que entiendan su inutilidad,

y no quedarán más que las cicatrices,

que tarde o temprano sanarán.

Cae la noche en medio de la sierra, los montes despliegan su silenciosa silueta: azul contra un azul más profundo. La calma llega a sigilosa a estos rumbos penetrando en mi mente.

Y así, de repente, si causa ni razón, mi alma se siente cubierta de miel, aún sin saber si tengo motivos para ello. Aparece en esta dulce bruma tu mirada y tu sonrisa, te siento a mi lado en mi mente; pero no sé si es mi imaginación o el deseo que tengo de verte.

Ojos tristes

Me miras, con tus negros ojos, grandes y suplicantes al tiempo que intentas tomar mi bolsa de Churrumais de la mano; "No chavo, yo también tengo hambre, toma los que quieras, pero no la bolsa entera" te digo. Y es ahí cuando sé que soy humana, para bien o para mal, para bien porque me mueve una mirada cargada de tristeza e inocencia, para mal porque sale mi lado egoísta a no dejarte tomar la bolsa entera.

Y es justo cuando ya te alejaste por el pasillo del metro, tras recoger esos papelitos que te hacen repartir para ganar dinero para otros, con dos churritos de maíz en la mano cuando me doy cuenta de que mentí, pues yo no tengo hambre, no como tú. Para bien o para mal, nací teniendo quien me alimentara, sin hacer nada por merecer esta suerte. Y quizás sí hubiera llegado a mi casa de malas y con un hueco en el estómago de haberte dado mi bolsa de frituras, pero se quitaría, ¿Y tú? hijo no culpable de la pobreza, aprendiz del duro oficio de mendigo, ¿También podrás deshacerte del hambre?.

Tus ojos tristes son difíciles de leer, se mezclan tantos sentimientos en ellos, y sin embargo, una súplica es una súplica, tan chico y ya vas aprendiendo que la lástima deja más que el orgullo, materialmente hablando. No me creas, pero ganas más al final del día de peso en peso recolectado que lo que yo llevo en la cartera, todo porque es lo que te enseñan: a humillarte, a rogar, no a salir adelante con fuerza y voluntad, sino a mover sentimientos que aflojen el bolsillo...

No creas niño, me siento mal, y sé que debí de haber corrido tras de ti para darte la bolsa entera de frituras, mi inocente capricho, tu antojo, me siento culpable de no haberte compartido, pero tampoco puedo evitar preguntarme: ¿Te la habrías comido tú o el desgraciado que te usa para generar lástima en los demás te los habría quitado?

Espejismo

Buscando una encarnación de mis sueños exploro tus labios, profundo misterio, me pierdo en tus ojos, queriendo el alma leerte.

Reflejo de luna, humo hecho carne, juego de luces danzando en mi mente. ¡Que el tiempo se pierda! aún si al final descubro que no eres lo que buscba, habrá valido la pena cada momento en tus brazos.

No, no te voy a dejar caer,

Sé que estás cansado y que quisieras rendirte ya,

Que quieres lamerte las heridas

Y tomar tiempo para curarte el dolor.

Eso sí te lo puedo permitir,

Toma el tiempo que quieras y sana tus llagas,

Pero no vamos a ahondarlas con canciones tristes

Ni dibujos o frases que glorifiquen el sufrir.

¿Ya lloraste? Levántate,

Pues tenemos que seguir,

Lento, si quieres, pero vamos a curar,

Que el camino aún es largo y faltan otros por conocer.

Llora pues mi cielo,

Pero no creas que te dejaré seguir así,

Levanta el escudo y apóyate en la lanza,

Aunque sea por orgullo, no nos vamos a rendir.

Sin título

Sobre la superficie tranquila, pulida cual espejo del lago de Texcoco se reflejaban los colores del crepúsculo acariciando con sus dedos teñidos de rojo las paredes blancas de la ciudad de Tenochtitlan; mientras tanto, en el cielo, el poderoso guerrero-sol, el gran Tonatiuh levantó orgulloso la mirada y despidó con un gesto a su séquito formado de valientes guerreros que habían muerto ya hace tiempo en combate, ellos, obedientes, se disgregaron en una bandada de colibríes llenando el espacio con sus plumas tornasoladas.

Una vez que se quedó solo, el dios del sol apretó con fuerza sus dardos y reacomodó la rodela sobre su brazo mientras veía surgir ante él de entre las nubes a sus escoltas, las que lo acompañarían hasta los jardines obscuros en las profundidades de la tierra: las cihuateteo las muertas en parto. Pálidas, temibles pero hermosas de algún modo, y valientes; él las conocía a todas, y las saludó como se saluda a unas viejas y queridas amigas.

Una de entre ellas lo esperaba con más ansia que las demás, pues lo amaba, estaba enamorada del porte arrogante de Tonatiuh, de su espalda ancha y cintura delgada, de sus ojos penetrantes y de su sonrisa, que tan pronto podía ser cruel como amable. Cada tarde disfrutaba de su saludo, de las palabras que él le dirigía, pero a la vez se desesperaba. La desesperaba el verlo tan cerca sin saber si de verdad estaba ahí, el sentirse tan común, tan igual a las demás; no saber si ella era suficiente para él, no poderle ofrecer lo que necesitaba, lo que merecía...y a pesar de esto, su promesa era apoyarlo en lo que pudiera.

Ella deseaba saber si la sonrisa que Tonatiuh le dedicaba era de amor también, si él sentía lo mismo por ella. Todos los días se lo preguntaba y disfrutaba los efímeros momentos, eternos en su instantaneidad que pasaba a su lado, acompañándolo en su camino. Y todas las tardes, mientras las aguas del lago se volvían rojas, se repetía la misma historia...quizás se siga escribiendo aún ahora, ya que no hay lago, una historia de amor basada en un anhelo mudo: la cihuateotl mira al Sol, y él la mira; quizás ya haya pasado al fin el día en que sus labios se fundieron en un beso, en que se dijeron "te quiero", cumpliendo así el sueño de la muerta en parto, quien tarde con tarde lo espera, para compañarlo en su camino.

Deseo

Cual princesa en castillo te encuentras, 

Encerrada en la casa donde no se entra; 

Nunca te he visto fuera de mis sueños, 

Y a pesar de eso, se que existes. 

Porque te percibo, 

Cada día es un tormento, 

Porque se donde te encuentras, 

Sufro el no alcanzarte. 

Espero y desespero esa hora del día, 

Cuando por la ventana sale tu aroma, 

Y contoneándose forma ante mí 

Tu irresistible figura. 

Desaría comerte, 

¡Oh!, hundir mis dientes en tí, 

Llenar todo mi ser de tí, 

Perderme en tu aroma. 

¡Ay, como te deseo! 

Tu aroma enervante confunde mis sentidos. 

Esa esencia a hierbas y especias, 

A mí me ha perdido. 

¡Ay, quien viviera contigo! 

Como envidio a los hombres de tu casa 

Pues he sabido que a ellos 

Diariamente te entregas. 

En mi deseo y delirio, 

Te dedico este poema, 

A tí, la fragante reina de reinas: 

A tí, ¡Sopa del mediodía! 

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Dedicado a la sopa de la Casa Marista del CMB Acoxpa

Hastío

Hastiada del odio flotando en el ambiente,

perdida la mirada entre el mar de multitud;

gritos, chillidos, aullidos, se transformarán en puñetazos,

las palabras vueltas golpe causarán dolor.

Porque todos tienen derecho a expresarse,

todos piensan que tienen la verdad,

la justifica cada quien y nos negamos a mirar,

y así el odio al diferente vuelve a surgir.

Y el odio hastía hasta a la misma rabia

una vez que la crítica se vuelve carnicería,

los combatientes se vuelven de héroes

a simples bufones que chillan por chillar.

Critica por criticar, habla por hablar,

si estás de acuerdo igual estarás mal,

solo importa ser inconforme,

no importa de que.

Solitaria

Estoy sola, y no me importa,

espera...¡Miento!, 

pues si bien lo pienso, 

a mi ánimo concierne.

No es que vea al cielo y lamente

la ausencia de algún otro ente;

no es que sufra y extrañe

ni que un vacío en mi interior sienta.

Pero tampoco es esa sensación

de libertad frente al mundo,

o de calma con todos y uno

que viene cuando en soledad me encuentro.

No, sospecho que esto se trata

de una especie de anestesia

que me impide reir o llorar,

que me aturde y deja en la dulce duda

de no saber qué es lo que siento.

Fuimos

Fuimos, por unos momentos,

cometas lanzados al espacio,

deseando explotar, liberar su luz.

Dos almas sedientas,

buscando calmar su anhelo

de instantaneidad, de soledad.

Ansias fundiéndose en besos,

abrazos fugaces

que no calientan como los reales,

Ansia, deseo, anhelo, AHORA.

...Y así de rápido como inició terminó,

Y ni tú te acuerdas hoy de mi cara

como tampoco de mi nombre,

 ni yo de los tuyos.

Pero el momento se agradece,

momento desgarrado en volutas de humo,

que permanece convertido en aroma

envolviendo al recuerdo.

Sueños y anhelos

La pequeña niña lo abraza y lo ve, "Quédate otro ratito por favor", no quiere desprenderse de sus brazos; le teme pero al mismo tiempo le atrae. Sabe que es un guerrero, asesino de hombres, destructor de pueblos y aún así...cuando está junto a él, se siente en su hogar.

Él a su vez le pasa una mano por el cabello. Siendo como es,  gigantesco, envuelto en una cota de malla, con la espada al cinto y el escudo en la espalda, cubierto de costras y sangre, aún tiene tiempo para consolar a una chiquilla:
-Me tengo que ir, el barco espera, el norte me aguarda.
-Déjame ir contigo, llévame, por favor. -La niña no sabe, no entiende por qué la llama la tierra de los hielos perpetuos si ella nació en un lugar cálido, no comprende por qué quiere ir con los hombres de los fiordos si en su propia tierra hay otros guerreros con los que ir; sólo sabe que sus sueños le señalan la tierra de los vikingos.

-Cuando estés más grande - le promete el hombre -Entonces lucharás por alcanzarnos.- Le da un beso de despedida, ella lo acepta, resignada, disfrutando el aroma a sal, a viento y bosque de su amigo.
-Nos vemos.- Mientras se queda dormida, escucha a la distancia el ruido de los remos alejando el drakkar, deslizándose sobre el mar. A su lado, en la cama, yace abierto el libro de vikingos, y ella, sueña.

No construyas una vida conmigo

sin antes tenerme en cuenta,

pues cada uno tiene sus manías,

cada quien sus certezas.

No soy tuya aún, ni de nadie,

soy libre, no quieras atarme.

No renuncies a tus sueños

sólo por embarcarte en mi mirada.

No esperes demasiado

en estos inicios tan rápidos,

tenme paciencia, soy lenta,

y la velocidad me atemoriza.

No soy tuya, recuerda,

lo siento si te lastimo, 

pero por lo pronto,

sólo soy del viento.

Soñando

¿Puedo soñar contigo?

Temo que te molestes

al descubrir que en mis sueños estás,

al saber que tu voz en la noche

me habrá de arrullar.

¿Puedo soñar contigo?

Y es que te sueño con tanta fuerza

Que pienso lo has de percibir.

Me parece increíble

El que no lo hayas notado aún.

Déjame soñar contigo,

Así mi alma encuentra tranquilidad.

¿Puedo soñar contigo?

No me quites mi deliciosa ilusión.

Hermosos sueños son,

Frágiles cual cristal,

Que reflejan el anhelo

De poder junto a tí estar.

Son dulces fantasías,

Inocentes boberías

Que me elevan a las nubes

Donde todo es felicidad.

¿Puedo soñar contigo?

Es la única forma en que te puedo tener.

Déjame soñar contigo

O convierte mis sueños en realidad.

El fantasma

Era el mismo sueño, siempre igual, noche tras noche; comenzaba con aquellos ruidos que parecían acercarse desde el sur, donde se encontraban las ruinas de aquel maldito templo. "Tris-tris", sabía que era ese sonido, eran cascabeles que sonaban a cada paso de su visitante. Pero hoy no, esta noche sería diferente.

En el silencio de la noche novohispana, abrigado en la obscuridad de las casas de piedra, el poderoso conquistador arrebujado en sus cobijas hacía lo posible por no dormir. Paseaba la mirada por los muebles de su habitación, entre los contornos de las riquezas ahí acumuladas, en el cuerpo de la mujer que dormía plácidamente a su lado y en la virgen que lo observaba desde el frente de su cama con sus ojos de vidrio.

No sabía cuánto tiempo llevaría así cuando escuchó ese ruido sobreponiéndose a las campanadas de la iglesia: los cascabeles de nuevo.  Asustado se pellizcó los brazos "No puede ser, no estoy dormido" se dijo para ahuyentar lo que creía era una pesadilla, pero era en vano, los pasos se oían cada vez más cerca pero sin perder su ritmo pausado. Sacudió a su mujer para preguntarle si ella también lo escuchaba, pero no despertó, parecía sumida en un trance; se persignó, pidiéndole ayuda al Señor, y entonces una risa sin alegría perforó la noche:

-Es inútil que llames a tu dios, Malinche.-Cortés volvió la vista hacia donde provenía la voz que lo torturaba desde la caída de Tenochtitlan llamándolo con el sobrenombre de malinche que le pusieron los indios: ahí, justo a su lado, rodeado de una luz fantasmal, se encontraba un guerrero azteca. Su cuerpo estaba pintado de franjas negras medio corridas por el sudor, llevaba el taparrabos sucio de sangre y polvo, en los tobillos portaba tiras de cascabeles y en la cabeza un casco algo roto imitando la testa de un águila; lucía en el pecho una herida aún sangrante a la altura del corazón, pero no era nada de eso lo que lo hacía tan terrible, ni el escudo emplumado o la macuahuitl de mortales filos. Eran sus ojos, profundos, penetrantes e hirientes cuales cuchillos de obsidiana, y volvió a hablar:

-No te acuerdas de mí, ¿Verdad? No importa, solo fui uno más de los que mataste en tu camino…pero eso qué más da, es normal…-el aludido no podía hablar, la lengua se le había pegado al paladar.- lo que no es normal ni está bien es lo que le hiciste a mi pueblo, destruirlo así, violar a sus mujercitas, humillar a mis hermanos, obligarlos a esconder sus lealtad a mis dioses y derribarlos.- El fantasma acercó su cara a la de Cortés y le susurró con el odio impregnado en cada palabra:

-Yo sé que no te importa, y que ganaste la guerra, pero escúchame Malinche, tarde o temprano morirás, y a dónde quiera que vaya tu alma, ahí te veré. Y te haré sufrir, cortaré tus miembros uno a uno, y gritarás tan fuerte cómo puede gritar un alma, te lo juro por mi señor Huitzilopochtli, el terrible.- La aparición se alejó sin dejar de mirarlo hasta fundirse en las sombras, y Cortés recobró el habla, el tiempo volvió a fluir como si nada. Intentando tranquilizarse se asomó a la ventana por donde se veía la ciudad dormida. "Fue un sueño", se dijo, "Esos indios incultos no hablaban mi lengua, no hay forma en que me pudieran amenazar ahora, a mí, Hernán Cortés, su conquistador. Fue un sueño, nada más que un ridículo sueño." Y allá en el cielo, los antiguos dioses que lo escuchaban se rieron de él, porque sabían cuál era la verdad.

Culpa

Oigo una cancioncilla en mi cabeza,
Tic toc tic toc,
monótono e insistente ruido,
toc tic toc tic,
recuerdo de cosas que no debí hacer.

Cada día la oigo más seguido,
no sé si me he vuelto más mala
toc toc tic,
o sólo más intransigente conmigo.
Tic tic toc.

¿Dónde acaba la cordura y empieza la locura?
Tic toc tic toc,
Hasta qué punto de verdad hice mal
y hasta cuál estoy exagerando.
Tic toc tic.

Ya no es condena,
-¿O lo es aún?-
Es simple manía de culparme de todo,
-¿O no es así?-
Tic toc tic, y sigue la canción.

Ángel

Alegre vienes de la fuente cantarina,
el cántaro en equilibrio sobre tu cabeza,
y viéndote me pregunto
¿Qué es lo que eres?

¿Ángel venido del cielo?
¿Cielo que a un ángel se la ha caído?
Pues sólo a esas dos cosas
te encuentro comparable.

Solo estás, yo también,
ya que la noche es fría,
déjame contigo calentarla.